NO SABÍA CON CUÁNTA LABIA Y BUENA ACTUACIÓN ESTAS PERSONAS PUEDEN QUEBRAR TODAS TUS LÍNEAS DE DEFENSA
Éste fue mi "premio" por haber confiado en individuos que pudieron verme a los ojos por al menos dos horas, sonriéndome y ofreciéndome algo que, de antemano, sabían que era una vil mentira.
Con profunda vergüenza voy a relatar la vil forma en que estos estafadores trabajaron para engañarme, lo cual, debo confesar, no les costó tanto trabajo.
Hace unas semanas recibí una llamada de unas personas que se decían de Puntos Premia de Banamex, diciéndome que, por mi buen historial bancario, había sido seleccionada para recibir uno de tres regalos, a escoger. Ése fue el gancho.
Al principio, desconfié. Pero cuando vi que sólo se trataba de acudir a cierto lugar público y recibir un regalo, pensé que no había gran riesgo en eso. Me aseguraron que no me pedirían más datos que los de mi identificación, y que incluso sólo se necesitaba que yo la mostrara, sin soltarla de mi mano. También me pidieron que llevara la tarjeta de crédito, sólo para verificación, con la misma seguridad de que no se haría mal uso de ella. Bueno, pensé, eso me tranquiliza más.
Como un antecedente, hace pocos años me di cuenta que había desaparecido de mi aplicación de Banamex una tarjeta llamada Puntos Premia, donde se agregaba dinero electrónico. Allí llevaba yo algunos cientos de pesos, los cuales podía usar pagando en comercios con la tarjeta. Pero la desaparecieron, y después de un tiempo de traerla en mi cartera, decidí sacarla.
Cuando recibí esa llamada, consideré "¡Mira, qué buen detalle, regresar un poco de lo que no se pudo usar en esa tarjeta!". Así que acudí a la cita el día (25 de enero de 2024), la hora (4:30 pm) y el lugar señalados (Restaurante Applebee´s del Blvd. Luis Donaldo Colosio, en Hermosillo). Ése fue mi:
PRIMER ERROR. No consideré la recomendación del banco de nunca hacer caso de llamadas telefónicas, porque BANAMEX nunca se pone en contacto con nosotros por esos medios, sólo por mensajes de texto, y desde un número de teléfono en particular.
Pero me venció la curiosidad, y la posibilidad de obtener un reloj SMART gratis (uno de los "premios").
Traté de llegar lo más puntual posible, pensando que aquello estaría lleno de gente. Después de todo ¿Quién se resiste al ofrecimiento de un regalo? Ése fue mi:
SEGUNDO ERROR. Dejarme seducir ante la posibilidad de obtener GRATIS un objeto que desde hace tiempo he deseado.
Cuando llegué, me di cuenta que nos atenderían en las mesas del restaurante. Una mujer se sentó conmigo para buscarme en una lista, y una vez que confirmó mi nombre, me pidió esperar.
Acto seguido, después de unos minutos, llegó un hombre joven, bajo de estatura, un poco corpulento y cabezón, muy sonriente, a invitarme amablemente a ir con él. De ahí nos fuimos a otra mesa, en el mismo restaurante.
Cuando nos sentamos aquel individuo y yo, me invitó un café, y yo le dije "No, gracias". Luego comenzó a explicarme que lo de los Puntos Premia era cierto, que había tres regalos, de los cuales podrían darme uno de forma aleatoria (por teléfono habían dicho que era "a escoger"). Pero que antes de darme el regalo, quería comentarme una oferta que me tenían. Voy a obviar los detalles previos, porque la verdad no recuerdo bien cómo fue que llegamos a la información de que la oferta era un paquete de viajes, con vuelos pagados a la mitad, hoteles al 100%, con todo y comida, por tres años, uno cada año, y que todo costaba 9900 pesos (no puedo poner el signo de moneda $), pagándose una mensualidad de X cantidad.
TERCER ERROR. Cuando supe del nombre de la compañía, no verifiqué inmediatamente la veracidad de la información. Ahora veo que eso no hubiera sido suficiente, porque la compañía a la cual ellos estaban "representando", SÍ EXISTE, con la variante de que ellos en realidad NO ERAN EMPLEADOS de esa compañía, y toda su papelería era falsa. La compañía se llama "UNLIMITED VACATION Life Style Collection", o al menos ese nombre viene en los papeles que me dieron. Porque en realidad, la compañía se llama "UNLIMITED VACATION CLUB", la cual también es acusada, desde hace años, de ser una estafa. Así que en realidad, sí hubiera sido suficiente con haber puesto en el buscador: "Unlimited Vacation estafa", y ahí hubieran brincado las alertas. Pero no lo hice, así que ellos siguieron con su actuación.
Cuando ya me mostraron que el gancho sólo había sido lo de los regalos, y que en realidad me estaban ofreciendo una oportunidad "para hoy solamente"... Aquí apareció mi:
CUARTO ERROR. Me dejé llevar, en contra de mi propia regla de que "si me apuras, mi respuesta siempre será NO", y en vez de decir NO ya para terminar, lo que hice fue pedirles ayuda a mis hijos por el WhatsApp.
¿Qué pensamientos entorpecieron mi sentido común?
En primer lugar, ya tenía tiempo muy cansada del viaje en camión a Ensenada. Después de mi caída (el 22 de enero anterior) en la central de autobuses de Tijuana, mi hijo mayor me instó a que ya no viajara en camión sino en avión. ¿Y cuál es mi objeción a viajar en avión? El peso de las maletas. En avión se documenta el equipaje grande pagando un monto extra, por lo cual sería muy costoso traer cosas que compremos en las segundas. ¿Te parece tonto? Tal vez; pero ése es el motivo por el cual no he dejado de viajar en camión hasta hoy (descontando que sale el doble de caro el avión, claro). Entonces, mi primer pensamiento fue: "¡Vaya, podré hacer el viaje en avión a Ensenada, y no sólo a Ensenada, sino también a ver a mi hermana mayor!".
En segundo lugar (y no en ese orden), recordé que mi hijo mayor justo ha viajado por el mundo comprando paquetes como ése, así que ésa fue otra idea que ocupó mi mente y nubló mi entendimiento.
Mi hijo incluso habló con el tipo por teléfono, y lo que él escuchó fue muy convincente, por lo que me dijo (después de casi hora y media o dos de plática) que sí, que me animara, que se veía muy bien. Y hasta aquí cometí mi:
QUINTO ERROR. No hicimos videollamada. No puedo imaginar si estos sujetos hubieran aceptado ser vistos por otra persona que no fuera yo; pero tal vez incluso ahí se hubieran arriesgado, porque tuvieron la desvergüenza de mirarme a los ojos todo ese tiempo, asegurándome cosas que ellos sabían que eran una ESTAFA.
SEXTO ERROR. Y lo pongo aquí, enseguida del anterior, porque, de haber hecho videollamada, pude haberle mostrado a mi hijo dónde estaba, y pudo haberme preguntado "¿No estás en la recepción de algún hotel?", porque al parecer estas promociones por lo general se ofrecen en las recepciones de los hoteles. También pude haberle mostrado los papeles que estaba yo firmando.
Mientras transcurría la plática, otro individuo alto, delgado y de barba de candado, me dijo, desde otra mesa: "Anímese a tomar una taza de café, yo lo preparé", intentando ser simpático y alivianado. Yo sólo sonreí y miré para otro lado. Ese mismo individuo luego se acercó a participar en algo del trámite y quiso volver a bromear. Todas esas tácticas (ahora lo entiendo) son para distraer a la víctima de revisar los papeles y ponerse suspicaz; generan confianza, aprovechándose de nuestra ingenuidad.
Por último, me pidieron mi tarjeta, con todos los datos.
SÉPTIMO ERROR. No sé si considerarlo el sexto, o el PRIMERÍSIMO DE TODOS, porque hasta ahí, nada se había perdido, excepto tiempo. Pero en el momento en que me permití proporcionar datos de mi tarjeta, y firmé y firmé y firmé cuanto papel me pusieron enfrente, también firmé la sentencia de muerte de mis 9,900 pesos, que tanta falta hacen, y que, siendo yo una jubilada, tienen un valor de casi cien mil pesos para alguien que es económicamente activo.
Todo ese tiempo, el individuo rechoncho, chaparro y cabezón, que dijo llamarse "Jonathan", se portó la mar de cordial, atento, amable, platicador, interesado en mi persona y en lo que yo decía.
Cuando comencé a firmar los papeles, cometí el:
OCTAVO ERROR. No me percaté de que en ninguna parte de todos esos papeles vienen los nombres de ninguno de los que me atendieron. No leí todas las letras, confié, confié y seguí confiando. Parecían tan profesionales, que se sintió hasta falta de respeto dudar de su honorabilidad. ¡Hasta ese punto te llevan!
NOVENO ERROR. Este error sólo se puede considerar error para aquéllos que, ya habiendo pasado por una experiencia similar, o para aquellos que hayan leído este relato, y luego se les presente una situación parecida, no tomen en cuenta esta advertencia. No verifiqué ni los números de teléfono, ni los correos electrónicos de contacto.
DÉCIMO ERROR. Con todo, es el MÁS importante, el más trascendental. No me di tiempo de orar en forma, de preguntarle al Padre en ese momento, si era de parte de él ese ofrecimiento, o era un engaño del satán. Eso lo debí haber hecho desde que recibí la invitación. Seguramente el Padre me hubiera impedido ir; pero no lo tomé en cuenta en serio, me dejé ir pensando ¿Qué me puede pasar?
¿Cuándo me di cuenta de la estafa? Varios días después. Por mientras, yo salí de ese restaurante muy contenta y sintiéndome muy bendecida porque ahora sólo tendría que pagar la mitad del vuelo para poder ir a ver a mi hermana.
Cinco días después, en que, por algún motivo, revisaba mi cuenta en la aplicación, me percaté de que el monto de los 9,900 pesos aparecían entre mis movimientos. Dada la proximidad de la fecha de corte, me inquieté pensando: ¿Cómo se le hace para pagar una cantidad diferida a 12 meses sin intereses? Definitivamente aquello no parecía diferido, ya que también aparecían CERO PESOS de cantidad disponible. Para salir de dudas, llamé al banco, y, tal como sospechaba, la cantidad NO estaba diferida; entonces el ejecutivo que me atendió me dijo que eso lo debía hacer la empresa a la que yo le había pagado, dado que ellos se habían comprometido a hacerlo. Que debía dirigirme a ellos.
Ahí fue que comenzó el viacrucis, porque los teléfonos no contestaban, no comunicaban, y los mensajes de correo electrónico eran devueltos, porque no existen.
Volví a llamar al banco, y levanté el reporte con la acusación de que la empresa en cuestión no había cumplido con su parte del trato. Pero cuál va siendo mi sorpresa de que, aún cuando el banco reconoce la existencia de la empresa (dado que pudieron hacer un cobro con terminal electrónica), no pueden hacer nada porque yo pagué voluntariamente, bajo todas las reglas de la legalidad. Las únicas dos "soluciones" que el banco me ofrece son:
- Contactar a la empresa para pedirles que difieran el monto a 12 meses sin intereses.
- Pagar, en su defecto, el monto completo, para no generar intereses.
De nada ha servido que les repita, una y otra vez, que no puedo comunicarme con la empresa, porque es evidente que fue una estafa; y ¡claro que pagué voluntariamente! ¿Qué no saben que las estafas son posibles, precisamente porque la víctima CREE que realmente todo es legítimo, y las personas son dignas de confianza?
Ya calificaron de "improcedente" mi reporte, y tuve que enviar una carta solicitando un "redictamen". Todo está en las manos del Eterno.
Hacer este escrito fue algo dirigido por el Padre, para que nunca se me olviden los recursos que los estafadores usan para lograr que alguien tan desconfiado como yo, hubiera caído en la trampa, al grado de permitir que se robaran esos 9,900 pesos en mis propias narices. Es decir, no fueron cien, ni mil pesos... En ese momento en lo único que pensaba era en la buena noticia que les daría a mis hijos, porque el plan incluía poder llevar a otras cinco personas conmigo en esos viajes prepagados ¡qué chulada, y qué sueño guajiro!
CONCLUSIÓN
Si pudiera dar marcha atrás al tiempo, y aún habiendo acudido indebidamente a un llamado telefónico "anónimo", desde el momento en que insistieron en que era una promoción para ese día, me levantaría y les diría "no, gracias", y los dejaría con un palmo de narices.
Tantas cosas que debí haber hecho, por algo están ahí bien especificados los DIEZ ERRORES que cometí. Espero en el Eterno que a alguien le sirvan.
¿Qué me robaron, aparte del dinero?
- La posibilidad de cambiar las ventanas de mi cocina, comenzar el enjarre de las paredes de mi casa, y muchas otras mejoras que la construcción necesita.
- Pero lo más importante que me robaron fue la imagen de mí misma; el darme cuenta que no fui capaz de cuidarme a mí ni a los recursos que el Eterno me provee.
Hace como tres noches no pude dormir. Fui presa de un miedo que me producía una angustia incontrolable e inexplicable; sentía un enorme peso sobre mí, el darme cuenta de que fui una estúpida, burra, inútil, ciega, crédula, imprudente, y demás epítetos que se pueden aplicar. Ni siquiera podía llorar, sólo gemía y me revolcaba en la cama, pidiéndole perdón al Eterno, orando y clamando por su protección, pero sintiendo que no me escuchaba. Indudablemente fue un ataque satánico, y yo abrí las puertas a ese ataque, desde el momento en que solita fui a meterme a la boca del lobo. Las horas pasaron en esa noche horrible, y como a las 5:30 ó 6 de la mañana, al fin me dormí de puro cansancio. Me desperté como a las 8 am, sin sueño, bien alerta (muy inusual, dado que sólo había dormido como dos horas), pero sintiéndome cansada. Sin embargo, me sentía en paz y relajada, confiada en el Padre, totalmente lo contrario a como me había sentido horas antes. No he llegado a entender del todo la trascendencia de lo que pasó, ni las implicaciones espirituales que ha tenido.
Lo de menos fue perder el dinero, y de todos modos agradezco al Padre que no fui víctima de algo más atroz; mi integridad física está intacta, y el resto de mis recursos están a salvo... Pero ¿en verdad están a salvo? Confío en el Padre en que sí (es el único 100% confiable), porque ellos tienen mi firma y varios datos míos.
Hay un dicho: "De lo perdido, lo que aparezca".
¿Qué gané? Indudablemente que gané EXPERIENCIA. ¿Qué voy a hacer si en algún momento me veo en una situación parecida? Orar al Padre, ponerme en las manos del Todopoderoso, y, sobre todo, NUNCA dar mi tarjeta A NADIE.
¡Shalom!