Mientras continuaba con la serie
Estudio Sencillo del Libro de Hebreos, me encontré que en el último segmento que agregué, menciono el pasaje donde
Sara le entrega a su marido a su sierva
Agar, para que tenga un hijo con ella.
En aquel momento, esto fue lo que escribí al respecto:
Citar:
De hecho, Sara tuvo su momento de debilidad, y de ahí nació Ismael. Todos sabemos la tragedia de este joven, que tuvo que ser expulsado del campamento junto con su madre, pese al dolor y sufrimiento de Abraham, su padre. Y ahí podemos ver la consecuencia cuando el ser humano toma las riendas de su propia vida ¡los hijos también sufren!
Independientemente de que todo formaba parte del plan del
Eterno, vamos viendo un poco de cerca, en términos humanos, este drama familiar.
Abraham y
Sara recibieron la promesa de que tendrían un hijo; pero los años iban pasando, y se iban haciendo viejos. Y aunque
Abraham aparentemente estaba confiado en la fidelidad del
Eterno,
Sara definitivamente se iba poniendo cada vez más impaciente. Tal vez, con el correr de los días, las semanas, los meses y los años, entre más tranquilo veía a
Abraham, ella más se impacientaba. La
Biblia no da muchos detalles del día a día de esta pareja durante ese tiempo de espera; pero puedo imaginar la lucha de
Sara contra sí misma; por un lado saber que debía confiar, y por otro lado el impulso de hacer algo al respecto, antes de que fuera demasiado tarde.
Al fin, un día tuvo una brillante idea
: ¡tomaría a
Agar, su sierva, para que ella procreara un hijo con
Abraham! De esta manera, este hijo sería suyo. Tal cual, lo pensó, lo decidió, y llevó a cabo el plan.
Agar se embarazó.
Pero
Sara no contaba con el carácter de la egipcia, que si bien era una sierva, era orgullosa y soberbia. Así que se apropió de su propio bebé en gestación (aunque suene absurdo), y por lo visto, no permitía que
Sara tuviera parte en ese embarazo. Seguramente
Agar comenzó a atender a
Abraham de una forma más personal e íntima, y
Abraham se lo permitía en atención a su embarazo. Y por supuesto que a
Sara aquello le molestó bastante, pues se sintió humillada y relegada. O sea que su problema empeoró.
Entonces
Sara le echó la culpa a
Abraham, acusándolo de permitirle a la sierva que tomara esa actitud de superioridad sobre su propia ama. Y como
Abraham en realidad no estaba interesado en la sierva (recordemos que el plan fue de
Sara, no de él), no tuvo problema para decirle a
Sara:
Citar:
Es tu sierva, haz con ella lo que te plazca.
La
Escritura dice que
Sara comenzó a tratar mal a la sierva, en su intento de bajarle los humos y hacerla que se bajara de la nube en la que andaba. Ya en este punto, aparentemente
Sara ya no consideraba al niño de
Agar como si fuera
suyo. Su plan había fracasado.
Debido a su soberbia y orgullo,
Agar no quiso aguantar los maltratos de
Sara, y, a pesar de estar embarazada, huyó del campamento.
¡No le importó ni su propio hijo! Pero el
Eterno no le permitió que se fuera; le ordenó que regresara, le indicó que le pusiera a su hijo el nombre de
Ismael, y le dio la promesa de que tendría mucha descendencia.
Así que
Agar regresó, y me pregunto cuál sería la relación entre la sierva y su ama durante el resto del embarazo. Por lo que sucedió después, ese niño
Ismael jamás se pudo considerar hijo de
Sara, nunca.
Finalmente, cuando
Ismael tenía unos catorce años, nació
Isaac. Pero... ¿cómo era
Ismael?
Ismael era un jovenzuelo que había crecido con muy poca educación, y tan soberbio y orgulloso como su madre
Agar.
Sara nunca fungió como su madre, nunca tuvo ninguna influencia sobre él, por lo visto. Porque en lo que iba creciendo
Isaac,
Ismael abusaba de ser mayor que él, y se burlaba del niño. No se notó nada de nobleza ni de empatía en el carácter de
Ismael. Puedo imaginarme la nefasta influencia de
Agar sobre él, dado que seguramente le guardaba mucho rencor a
Sara.
Entonces
Sara se fue a quejar con
Abraham (otra vez), como si el problema lo hubiera comenzado él, y le exigió que expulsara a
Agar y a
Ismael.
¡Sin importarle que a Abraham le doliera tener que tomar esta decisión!
Y de pilón, tuvo que ser el mismo
Abraham quien despidiera a
Agar y a su hijo; fue él mismo quien les dio el agua y las provisiones, y los tuvo que ver irse del campamento... seguramente con el corazón destrozado. Había convivido con ese hijo desde que nació hasta que se hizo joven; puede ser que haya habido muchas cosas de las que hasta se sentía orgulloso de él.
Ahora veamos a
Ismael... Era el hijo del patriarca. Aunque no era hijo legítimo, seguramente que
Agar se encargó de que nadie olvidara que era el único hijo de
Abraham, y por lo tanto le debían respeto y consideraciones.
Ismael creció sabiendo que tenía un lugar preponderante en esa comunidad.
Pero de pronto, aparece
Isaac, el legítimo, el heredero, el hijo de la promesa divina... ¿Qué impacto tendría este evento en el ánimo de
Ismael? Tomando en cuenta que en su carácter no se había desarrollado ninguna fortaleza proveniente de la fe, en realidad era débil y vulnerable a esos giros de los acontecimientos. Esas burlas de las que hacía víctima a
Isaac no eran más que síntomas de su propia inseguridad, de la incómoda sensación de haber sido echado a un lado.
Y luego, la humillación final: no sólo perdió su lugar como único hijo del patriarca, sino que su propio padre los expulsó a él y a su madre de su lado, los echó, los corrió.
Ismael no debe haberse arrepentido de haber tratado mal a Isaac; ni siquiera debe haber estado consciente de que ése había sido el motivo de la expulsión. No, lo más seguro es que
Ismael se fue lleno de odio contra
Abraham y
Sara.
Por su parte,
Isaac, en su inocencia, tal vez quería amar a su hermano mayor; tal vez lo admiraba, y esperaba su aprobación. Así que también él debe haber sufrido mucho los años en que convivió con él, y posiblemente le dolió bastante su partida.
Ismael nunca volvió, padre e hijo nunca volvieron a verse, e
Isaac creció como hijo único.
Un drama familiar, en donde las principales víctimas fueron
Ismael e
Isaac, los hijos, los que ni vela tuvieron en el entierro, producto de decisiones alocadas y arrebatadas de sus madres, que en vez de confiar en la fidelidad del
Eterno (Sara no quiso, y Agar no sabía cómo), tomaron las riendas de sus propias vidas, tomaron sus propias decisiones, e hicieron a un lado al
Creador.
Entonces, ¿es malo tomar las riendas de nuestra propia vida? Definitivamente es lo más peligroso que podemos hacer. Es como querer volar un avión sin haber tomado clases de aviación.
¡Shalom!