Reflexión sobre un escrito que me compartieron por Facebook acerca de los niños con Síndrome de Down
Graciela escribió:
Una de mis hermanas de la congregación cristiana donde yo asistía, tiene un niño con síndrome de Down. Es un niño adorable, con todo y su inquietud y sus reacciones de pronto desconcertantes.
Ella comparte conmigo diversas noticias y artículos relacionados con ese síndrome pues un día le confesé que poco o casi nada sabía yo al respecto, y que la verdad me gustaría obtener más información.
Hoy que entré al Facebook me encontré con que había compartido conmigo este artículo: Todos Somos Imperfectos. Léelo, te aseguro que lo vas a disfrutar.
La autora del artículo se enfoca en la educación de los niños con síndrome de Down, y en general de los niños discapacitados, enfatizando en varios factores:
- No compadecerlos.
- No estigmatizarlos.
- Comprenderlos.
- Disciplinarlos.
- Enseñarles en la medida de sus capacidades.
- No desvalorizarlos.
Captó mi atención, porque cuando vi el título "Todos somos imperfectos", y con lo que comienza:
Citar:
Cuando leí eso, lo primero que se me vinieron a la mente fueron mis propias incapacidades, o con lo que batallo:
- Para ser una esposa virtuosa.
- Para ser una buena amiga.
- Para hablar gentilmente.
- Para ser una abuelita consentidora.
- Para administrar mi tiempo.
- Y un largo (y penoso) etcétera...
Luego termina con este comentario:
Maroly Solís Zatarain escribió:
Ufh, no pude menos que pensar en mi Padre Eterno, que es mi mejor ejemplo a seguir, el único ejemplo que vale la pena imitar... Él me ha tomado así, con todo y esas incapacidades, y me enseña, me adiestra, me entrena, me disciplina, me corrige, me exhorta... y me ama... tanto, que se toma su tiempo conmigo, con paciencia, con amor, con misericordia, y con mucha firmeza.
Porque Él me asegura:
1 Corintios 10:13 escribió:
Y también:
Filipenses 1:6 escribió:
¿No es hermoso cómo es que en esta pequeña frase está englobado todo lo que Maroly dijo en su artículo? ¿No es maravillosa la forma como el Eterno realmente quiere escribir su Torá en nuestros corazones? ¿Quién si no el Aliento Santo pudo haber puesto en la mente de esta mujer esos comentarios tan acertados?
No cabe duda; el Todopoderoso me sigue dando motivos para seguir adelante, y perseverar en obediencia a sus Instrucciones.
¡Shalom!