Todos hemos pasado por momentos que van desde incómodos y molestos, hasta angustiosos y desesperantes. Y en realidad nuestra percepción de cada situación desagradable va a depender en gran medida de nuestra propia forma de ser, y también de la frecuencia con la que la sufrimos.
Cuando un estudiante de nivel medio reprueba definitivamente una materia al final del ciclo escolar, se tiene que atar al estudio del examen extraordinario, que por lo general se aplican al principio del siguiente ciclo escolar, y eso si en realidad desea aprobar la materia.
Y aquí está la clave. Si el alumno vuelve a reprobar el examen de esa materia, todavía tiene otras dos o tres oportunidades más de presentar el examen, para ver si logra aprobar y pasar al siguiente nivel.
Es muy frecuente que nosotros interpretemos las pruebas así, como exámenes que el Eterno nos pone para verificar nuestro grado de conocimientos y de práctica de la Torá.
Pero en realidad, si conocemos bien el carácter de nuestro Padre, estas pruebas no son como ésas que miden conocimientos, destrezas o habilidades... Tienen que ver más con lo que el Eterno percibe de nosotros a través de su sentido del olfato, y de la vista, principalmente.
Veamos unos cuantos versículos, que apoyan mi opinión.
Génesis 8:21 escribió:
Números 28:2 escribió:
2 Corintios 2:14 escribió:
Esto nos indica que, cuando practicamos la obediencia, ya sea de pensamiento, de palabra o de obra, sube un olor grato ante la misma Presencia del Padre.
Por otro lado, cuando no es así, cuando nuestra vida no va alineada con sus preceptos y ordenanzas, entonces se aplica otra palabra, que es ABOMINABLE.
Esta expresión, en sí, no tiene nada qué ver con percepciones sensoriales, pero sí con una palabra muy utilizada en la Biblia, que es IDOLATRÍA.
Biblia Interlineal escribió:
Bueno, hay otra forma en que el Eterno expresa su agrado por nosotros, y eso es en cuanto a cómo lucimos.
Eclesiastés 9:8 escribió:
Números 31:24 escribió:
Pareciera extraño considerar que el Eterno tenga sentidos sensoriales como los nuestros... Pero recordemos esto:
Si somos a imagen y semejanza del Eterno, entonces quiere decir que Él, de alguna manera, tiene sentidos con los cuales percibe ciertas características de nosotros, lo que nos hace ser aceptables o no para Él. Hasta donde he logrado ver en la Escritura, al menos puede percibir nuestros olores, y puede apreciar nuestro aspecto.Génesis 1:26 escribió:
También podemos deducir que tiene un oído que puede escucharnos:
Salmos 17:6 escribió:
Cuando combinamos la palabra ABOMINABLE con la palabra ESCUCHAR, nos da como resultado:
Proverbios 28:9 escribió:
Si alguien no quiere escuchar la Instrucción del Eterno, entonces todo lo que esa persona hable será como IDOLATRÍA para el Eterno; porque la IDOLATRÍA es para el Eterno como una infidelidad, un adulterio, una traición, una puñalada por la espalda.
Volviendo al punto, y habiendo expuesto ya mis argumentos del por qué pienso que el Eterno nos percibe por medio de sus sentidos, me atrevo a decir que también tiene sentido del gusto. Me lo imagino haciendo algo como esto:
Así, probándonos... probándonos... a ver cómo vamos, si nos falta un poco de paciencia, o de amor, de comprensión, tolerancia, conocimiento, discernimiento, sabiduría, dominio propio, etc.
Filipenses 1:6 escribió:
Y nosotros... ¿a qué olemos, o a qué sabemos, cuando el Eterno nos prueba?