Mi muy amado primo Ulises Richaud Manifacio... Él tenía mi misma edad... Creo que por un mes yo era mayor que él. Fue mi compañero de juegos, junto con sus dos hermanas, los veranos que íbamos a México. Me gustaba mucho estar en su casa, porque siempre había un ambiente de armonía, de cordialidad y de amor. Muy diferente al ambiente que teníamos en casa.
Lo recuerdo siempre alegre, sonriendo, respetuoso, amable y cariñoso. Conforme fueron pasando los años, se fue convirtiendo en un bello adolescente, y después en un joven alto y muy atractivo. Había estudiado para ser profesor de educación física, pero una enfermedad lo incapacitó de por vida.
Los últimos 40 años para él fueron de mucho dolor, y también para su familia.
Puedo decir que descansa en paz... de momento. No con esa paz que se inventan las personas, que es un objeto de luz, que en algún planeta algún día harán una fogata todos los seres queridos y se volverán a reunir allá, que es un destello que regresa al Padre Celestial, y cosas así... No sé ni de dónde sacan todo eso.
La verdad, por muy dolorosa que sea para mí, es que, si mi primo no estaba reconciliado con su Creador, se fue a dormir en espera del Gran Juicio Final...