Difícilmente podría yo encontrar una persona a la que le fascinara tanto la navidad como a mí. Desde niña la anhelaba, las reuniones familiares en paz y armonía, con felicidad y mucho contentamiento de estar juntos, riéndose y disfrutando la compañía mutua. Deseaba con desesperación poder sentarme a una mesa bien adornada, con un suculento pavo en medio, ensaladas, postres y dulces… ver la casa llena de luces y adornos, y un enorme árbol. Lo único que tuve de niña, de todo eso, fueron los adornos y el árbol; los traumas familiares de la niñez de mi mamá le provocaban que, justo el mero día 24, con o sin motivo, ella montaba en cólera y se encerraba en su cuarto hasta el día siguiente. Fue muy doloroso para mí, cada año regresar a la escuela en enero, y escuchar a mis amigos relatar entusiasmados lo maravillosas que habían sido sus vacaciones.
Cuando me hice adulta y tuve a mi hija, en cuanto pude, comencé a esforzarme por darle navidades tal y como yo lo anhelaba; decidí que ella y a sus hermanos tendrían lo que yo nunca tuve. Y así fue.
Tengo maravillosos recuerdos de navidades especiales, con personas que ya se han ido, o que no veo desde hace muchos años.
Cuando me convertí a Cristo, las navidades cobraron un significado más especial, pues ahora tenía más familia con quien celebrarla.
Yo desde niña sabía de sus antecedentes paganos, que Jesús no había nacido el 24 de diciembre, y que esa fecha se había escogido para sincretizar (combinar) la doctrina cristiana con la pagana, y así eliminar factores de disturbios religiosos. Pero no me importaba, me gustaba demasiado, y la verdad, eso no me perturbaba.
Lo que siempre me perturbó fue la pequeña “n”, esa nota al pie que está en las Biblias cada vez que se menciona la palabra “reposo”, y que dice “Aquí equivale a sábado”. Pero yo jamás relacioné una cosa con la otra.
Un día, alrededor del mes de octubre, hace como unos cuatro años, estaba buscando información sobre halloween, para un artículo en mi foro, cuando, en las sugerencias, vi un video llamado “¿Verdad o Tradición? ¿Deben los cristianos celebrar la navidad y la Pascua?” Me le quedé mirando indecisa por unos segundos, con el dedo en el mouse, listo para darle play al otro video, a sabiendas de que hablaría sobre el origen pagano de la navidad… luego de ese titubeo, lo abrí, sintiendo literalmente que me tiraba de clavado a una piscina de aguas heladas y oscuras.
A los pocos minutos, mi corazón estaba acelerado, y sentía que la cara me ardía de la vergüenza… ¡Qué insensible había sido a Dios! ¡Qué indiferente a Sus mandamientos! ¡Con cuánto egoísmo había abrazado la navidad, sin importarme realmente, sin preguntarme nunca qué pensaba Dios al respecto!
¿Cuántos años tienes…? ¿Quince, veinte, treinta, cuarenta? Yo tenía 55 cuando vi el video. Y para esa fecha ya tenía más de 30 años celebrando la navidad, veinte de ellos en el cristianismo, diciéndome amante de Jesús, su seguidora, su servidora…
Una vez que se acabó el video, ya no pude quitarme de la mente todas las advertencias del Señor ante el pecado de cristianizar lo pagano, de mezclar lo santo con lo profano.
Muy a mi pesar, tuve que tomar la decisión de abandonar la navidad, y al principio eché tanto de menos las luces, el árbol, el pavo, el ambiente festivo, las canciones navideñas. Pero al recordar que apestan a paganismo, y el Señor arruga su nariz y siente náuseas con esa festividad, simplemente reafirmé mi decisión.
No fue fácil, pero apliqué
Filipenses 4:13 escribió:
Ahora déjame decirte algo. Durante 3 décadas yo disfruté la navidad, me hacía feliz, me encantaban las fiestas evangelísticas donde hablábamos del amor de Dios al haber enviado a su Hijo Jesús a nacer y morir por nosotros.
Toda la gente siente igual, y muchos me dicen “No puede ser que no le agrade a Dios, si es una fiesta tan bonita, nos reunimos los familiares, vemos a gente que en todo el año no vemos, ayudamos a otros, evangelizamos, atendemos a los niños pobres, etc. Si fuera algo malo, Dios me lo haría sentir. No creo que Dios se enoje conmigo, si conoce mi corazón y que mis intenciones son buenas.”
Puras premisas anti bíblicas, puras mentiras del satán. Ninguno de esos argumentos tiene base bíblica.
- Si la raíz es pagana, los frutos son malos, podridos, apestosos. Mateo 7:18-19 escribió:
- ¿Qué nos prohíbe reunirnos con nuestra familia cada año, sin necesidad de celebrar algo que es abominable al Señor? Incluso podría ser en otras vacaciones.
- ¿Qué nos impide ayudar a otros en otras fechas? ¿Por qué tiene que ser justo en diciembre? E incluso en diciembre ¿por qué tiene que ser bajo la celebración de esta fiesta sincrética?
- En ninguna parte de la Escritura está el permiso de utilizar elementos paganos para comunicar el Nuevo Pacto. Ni los profetas, ni Yeshúa, ni los apóstoles necesitaron paganismo para predicar.
- Hay mandamiento en contra de incorporar las prácticas paganas. Deuteronomio 12:29-31 escribió:
- Habiendo prohibición contra la cristianización de la Saturnalia, ¿cómo puedo yo confiar en mis sentimientos y en mis sensaciones para juzgar si algo es bueno o malo? Por dos décadas me confesaba hija de Dios, y fui feliz celebrando la navidad, y enseñando a mis hijos a celebrarla. ¿Significa entonces que no habitaba en mi el Espíritu Santo del Eterno? ¿Cómo me pudo permitir estar tan engañada por tanto tiempo? No puedo saberlo; pero de lo que estoy segura fue de que, en cuanto escuché Su voz, atendí, investigué, escudriñé la Escritura, y tomé una decisión cuando me di cuenta del pecado que estaba cometiendo.
No, no esperé a que me hablara el Espíritu Santo al oído, de una forma sobrenatural; pude discernir que era la voz del Eterno la que me guiaba.Salmos 95:7-11 escribió:
- No hay mandamiento para celebrar el cumpleaños de Jesús, y no hay registro de una fecha exacta en que nació. Tampoco se prohíbe recordarlo, pero definitivamente NO en el cumpleaños de Tamuz, NO con los elementos paganos de los regalos, el árbol, el muérdago, y muchos más. En todo caso, sería en la Fiesta de Sukot, alrededor de septiembre u octubre, que es la fecha más aproximada a su nacimiento.
- ¿Cómo no se va a disgustar Dios con quien se empeña en desobedecerle? Eso es algo que Él aborrece, la rebeldía y la obstinación. 1 Samuel 15:23 escribió:
- Es un error confiar en nuestro corazón. Jeremías 17:9 escribió:
- No hay base escritural donde diga que a Dios le importan las intenciones de nuestro corazón, excepto cuando se trata de ofrendar. Sólo recordemos los casos de
y el de UzaLevítico 10:1-2 escribió:
¿En qué podría basarse alguien para decir que a él o ella no le pasará igual?2 Samuel 6:6-7 escribió:
Ya no necesito la navidad; sólo de saber lo que significa para Dios, cómo me vio por tantos años inmersa en ese sincretismo, puedo pasar por los pasillos llenos de adornos vistosos, y luces centelleantes, y mi espíritu se duele del engaño en el que están millones de gentes alrededor del mundo.
¡Shalom!
